jueves, 29 de diciembre de 2011

Once uvas

Hoy os traigo un nuevo cuento que he escrito a modo de felicitación de año nuevo para todos los miembros de la OFG, flautistas, simpatizantes, amigos y todas aquellas personas que lean nuestro blog.

El cuento se titula "Once uvas" y espero que os guste.

¡Feliz año 2012!


Once uvas

Sólo faltaban cinco minutos para las 12 de la noche y sólo tenía 11 uvas. Ya eran muchos los años en los que en  su plato hubiera 12 uvas, pero por primera vez en su vida aquella nochevieja sólo tenía 11 uvas. El resto estaba todo en su sito: los villancicos sonaban, el árbol de navidad lucía espléndido, los turrones rivalizaban por atraer la atención sobre aquella  bandeja de plata y la televisión mostraba el campanario de la Puerta del Sol. Todo estaba en su sitio menos aquella uva que había desertado de su privilegiado momento del año. Este año hasta la flauta estaba preparada para tocar sus villancicos e incluso el confeti y las serpentinas ocupaban un lugar estratégico en la mesa. Sí, todo estaba en su sitio menos aquella uva desaparecida...

Mientras seguía pensando intentando desvelar el misterio de la disidente de la docena, los cuartos hicieron su aparición y en más de un hogar se empezaron a comer apresuradamente las doce uvas; pero no había duda: eran los cuartos. Bueno de todas formas, la situación ya era irremediable: once no son doce.

El reloj de la Puerta del Sol, ajeno a aquella tragedia, empezó a despedir el año viejo y a dar la bienvenida al año nuevo; a pesar de lo inexorable de la situación, el reflejo-condicionado creado durante tantas nocheviejas, provocó que la mano empezara a coger las uvas del plato a pesar de ser una batalla perdida...siete, ocho,...malditas pepitas,...nueve, diez, once..y.. ¡doce!.

¡No podía ser!, la familia se abalanzaba para besarse, todo era alegría, pero ¿doce?,. Sin duda se tenía que haber equivocado al contar pero por otro lado había contado más de diez veces y estaba absolutamente seguro de que eran once. El mundo seguía celebrando la llegada del nuevo año, las serpentinas volaban, el confeti llovía y se escondía en lugares que sabía inaccesibles al aspirador, el champan explotaba y se desbordaba, la flauta empezaba su cantar y la cámara de vídeo grababa aquellas imágenes que nadie nunca vería; todo estaba en su sitio, todo menos aquella dichosa uva. La noche siguió su curso en el que la felicidad rivalizaba con la nostalgia y la cabeza seguía intentando resolver aquel extraño acontecimiento, mientras los dedos bailaban sobre la flauta.

La noche dio paso a la mañana y la mañana pasó a la tarde y la tarde dio paso al siguiente día, que después de juntarse con otros seis completaron la semana y no pararon hasta reunirse con otras semanas que trajeron un mes. Ya la nochevieja quedaba muy atrás y por fin había llegado el primer ensayo de la Orquestra de Frautas de Galicia del nuevo año. Al comienzo del ensayo, una sonrisa iluminó su cara al descubrir confeti en el fondo de aquel estuche de la flauta baja; pero la sorpresa fue mayúscula cuando al sacar la flauta descubrió una uva que parecía brillar más que una perla. Aquella uva parecía tener vida e incluso diría que había oído una campanada. No supo el porqué, pero al descubrir aquella uva, sintió que su felicidad por fin era completa y aquel día sus dedos, alimentados por un soplido eufórico, bailaron como nunca sobre su flauta.

Durante la nochevieja del año siguiente, una extraña tranquilidad le invadió mientras sonaban los cuartos y contemplaba atentamente aquel plato en el que solamente había.... once uvas. 

Por Pablo Coria

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un cuento muy bonito y mágico. Feliz año a todos!